“Viviendo el sueño”. Podría ser el eslogan de un buen
anuncio publicitario, pero se trata de la filosofía de vida de Ron Fuller, un
artista fabricante de juguetes “a la vieja usanza” que le apasiona su trabajo
casi tanto como los niños se divierten con sus curiosas y vanguardistas creaciones.
En apenas dos minutos, el director Richard Fuller resume su labor en un
microdocumental lleno de nostalgia por los antiguos sistemas de producción
juguetera que prácticamente ya están extintos. Su obra podéis encontrarla en Vimeo.
FICHA TÉCNICA
Título: The Toy Maker
Director/Productor/Editor: Richard
Hunter
Año: 2012
Duración: 00:02:20
Sinopsis: Ron Fuller lleva fabricando juguetes, modelos y
autómatas desde hace más de 50 años. Sus juguetes se sitúan entre los pequeños
juguetes mecánicos alemanes de cambio de siglo y las novedades extravagantes
como los relojes-pecho y los loros parlantes.
El fabricante de juguetes, (que es la traducción del
título del documental) es una mirada que se inspira en la vida y creaciones de
Ron Fuller, un diseñador y fabricante de juguetes británico que lleva
trabajando más de 50 años en lo que más le apasiona. Con unas manos delicadas y
una afinidad por las novedades y baratijas extrañas, Ron parece un viejo
capitán de mar que nunca ha salido de la guardería cuyo trabajo es muy
solicitado y ha sido exhibido y vendido en tiendas especializadas de todo el
mundo.
Este micro documental ilustra un arte moribundo con un
enfoque muy nostálgico donde se muestran los detalles de las artesanías y las
piezas mecánicas de Fuller y se combina perfectamente tanto el proceso como la persona
protagonista, una hazaña que depende de una estética que no ha sido forzada y
un sentido intuitivo de la narración, características que Hunter parece tener
en abundancia.
Richard Hunter es un director y editor independiente que
lleva su pasión tanto a la imagen como al movimiento y los aplica a su amor por
la narración de historias, imágenes y originalidad.
Hunter empezó a trabajar en Londres para una publicación
musical donde tuvo la oportunidad de trabajar con artistas como Justice, Little
Boots y Hot Chip y, tras esta etapa de su vida, empezó a realizar una mezcla
ecléctica de videoclips que van desde “Good Shoes”, el vídeo que desafía la
gravedad, hasta “Mazes”, donde dio un buen uso a la mini-cámara.
Si nos centramos en el fondo documental de Richard Hunter,
encontramos que intenta capturar lo mejor de cualquier situación y que toca
diversos temas sin aparente relación entre ellos: Rodó varios microdocs entre
los que se encontraban algunos sobre los patinadores y, después, desarrolló su
pasión por la historia. Eso, combinado con su deseo de aprender cosas nuevas constantemente
y aplicarlas a su trabajo, es lo que realmente le impulsa a permanecer creativo.
“The Toy Maker” es un documental actual (fue rodado a
principios de 2012) y mantiene la temática que está tan de moda entre los
documentales que giran alrededor de una persona consistente en reflejar hábitos
de vida distintos, trabajos, personas, culturas, filosofías de vida y formas de
vivir a las que estamos acostumbrados.
Es imposible desligar “The Toy Maker” del parecido en su
estética a la película de Disney “Pinocho” (1940), en concreto, a las escenas que
se desarrollan dentro del taller del personaje de Geppetto, donde se observan
multitud de artilugios artesanales, del mismo estilo que los que desarrolla Ron
Fuller. Esta estética se ha recuperado este año en películas como “La invención
de Hugo”, de Martin Scorsese, que recibió el Oscar a la Dirección de Fotografía,
Efectos Especiales, Montaje de Sonido, Sonido y Dirección Artística.
Además, retratar a los artistas es un tema que hemos
podido contemplar en las salas de cine este año, por ejemplo, de la mano de
Fernando Trueba y su drama “El artista y la modelo” cuyo protagonista no es un
fabricante de juguetes, sino un escultor; o gracias al documental “El Bulli:
Cooking in progress” donde se muestra el laborioso proceso de creación de la
obra de otro artista, en este caso gastronómico: Ferran Adriá.
Desde un punto de
vista formal, la estructura narrativa es sencilla y eficaz para resumir en
dos minutos la tarea del protagonista, su forma de trabajar y algunas de sus
creaciones más innovadoras.
Aún así, el documental atrapa al espectador desde
el primer momento con un fondo negro y, sobreimpreso, el texto “I made these
breasts” (“Yo hice estos pechos”), que pone sobre la mesa un tema totalmente
distinto al que esperamos encontrar y que, segundos más tarde, acaba siendo
relacionado con el juguetero. De esta manera, se presenta al protagonista a través de sus
palabras y explicaciones sobre los artilugios que fabrica.
En cuanto a la realización cabe mencionar una serie de características del microdoc:
-Abundan y son mayoritarios los planos cortos del protagonista, así como los primeros planos y,
especialmente, los planos detalle, que tienen un gran sentido cuando se trata
de mostrar de cerca algunas de las pequeñas piezas de maderas desarrolladas por
Ron Fuller.
-Cae destacar el uso constante de la profundidad de campo de forma acusada y extrema en muchas ocasiones,
hasta el punto de no distinguir las formas que se ocultan en los fondos
desenfocados. Con esto se pretende centrar al 100% la atención en el sujeto
entrevistado, aunque personalmente opino que puede dar lugar a una mayor distracción que si el
director hubiese recurrido a un desenfoque más suave y disimulado.
La música que recuerda a épocas pasadas y es
característica de películas románticas de un Hollywood que todavía no conocía
los efectos especiales únicamente tiene verdadero protagonismo al final,
cuando cierra el documental. Por lo demás, se utiliza de vez en cuando entre
los comentarios del artista y, de hecho, en muchas ocasiones ni siquiera es
empleada como fondo sonoro.
“El niño que no juega no es
niño, pero el hombre que no juega perdió para siempre al niño que vivía en él y
que le hará mucha falta”
Laura Juan
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